ER Diario
08/02/2020

Transporte público, problema eterno de Paraná

Tras la intimación de la Municipalidad, Trabajo dictó la conciliación. UTA dice que no acatará. Un repaso de los hechos, una lectura y qué hacer ahora.

Por Exequiel Flesler

Se suceden días en donde el transporte público de pasajeros vuelve a ser un problema en Paraná. O, para ser precisos, días en donde los problemas se agudizan al punto de tornarse intolerables para los vecinos que cada día utilizan, o intentan utilizar, los colectivos.

 

A modo de repaso

– Primero, desde UTA marcaron que la empresa Buses Paraná no dio cumplimiento en tiempo y forma con el pago de los haberes de enero y de la cifra adeudada desde 2019 por los días descontados por paro.

– “Buses Paraná carece de los fondos suficientes para atender el total de los gastos y, en particular, los salarios de los trabajadores del mes de enero”, dijeron desde Buses Paraná luego del encuentro en la Secretaría de Trabajo de la Provincia.

– Ante esto, “es imposible resolver la falta de pago de haberes por lo que el paro se extiende todo el fin de semana”, confirmó el secretario gremial de UTA Paraná, Sergio Groh.

– Ya con el paro decretado, desde la subsecretaría de Transporte de Paraná se intimó a Buses Paraná a “en forma inmediata se proceda a restablecer el servicio y se garantice la prestación del mismo”.

– “La Municipalidad de Paraná, como ente concedente, informa a los vecinos que no tiene ninguna deuda pendiente con la concesionaria del servicio. A los pocos días de asumir nos pusimos al día con todos los compromisos generados durante la gestión anterior y no adeudamos ni un solo peso a la empresa concesionaria del transporte urbano”, afirmó el intendente Adán Bahl en declaraciones recogidas por la Agencia APF.

– Luego, la Secretaria de Trabajo de la Provincia dictó la conciliación obligatoria, que rige desde las 12 de este sábado y se extiende por 15 días. La disposición obliga a los choferes enrolados en UTA “a dejar sin efecto toda medida de acción directa” y a Buses Paraná a “abstenerse de tomar represalias con el personal representado por la asociación sindical”. La primera audiencia quedó fijada para el lunes a las 12.

– Desde UTA dicen que, en principio, no acatarán la conciliación obligatoria porque “no hemos sido notificados”, según declaraciones del secretario General del Gremio, Juan Dittler, a El Once. Además, agrega que “no se puede aplicar una conciliación obligatoria sobre sueldos vencidos, cuando hay un reclamo de trabajadores para el sustento de sus familias».

 

Una lectura de los últimos hechos

Primero lo evidente: viajar en colectivo en la capital de la provincia sigue siendo un problema. El servicio es malo porque las frecuencias son más espaciadas que lo tolerable, los colectivos suelen estar sucios, las garitas son escasas. En fin, todo aquello que los usuarios conocen sobradamente.

Un dato que se revela como una diferencia notoria respecto del conflicto de 2019 es que ahora sí las autoridades del Municipio tomaron intervención con relativa rapidez. La intimación del área de transporte exigiendo al consorcio Buses Paraná (Ersa Urbano y Transporte Mariano Moreno) recomponer la prestación del servicio de algún modo impulsó a la Secretaría de Trabajo a actuar sin dilaciones y dictar la conciliación en la mañana de este sábado.

 

Qué hacer ahora

Resulta claro y evidente que el transporte público urbano de pasajeros en Paraná tiene severos problemas. La concesión, aunque nueva, no sirve. O, por lo menos, tiene muchos más problemas de los tolerables. La ineficiencia del servicio salta a la vista incluso de los más descuidados. ¿Qué podemos decir de los empresarios? Que son malos empresarios, acostumbrados a esquilmar al Estado. Magnificaron ganancias en la época de los subsidios generosos. Esa época es ya solo un recuerdo.

Ahora bien, describir es fácil. ¿Qué hacer? Se pueden escuchar y leer por estas horas arrebatos estatistas. Lo llamativo, quizás, es que eso que se pretende como una solución no viene de la izquierda no capitalista. Es una propuesta que proviene de sectores que intuimos con otra lucidez.

Como aquí no somos nostálgicos de la ineficiencia estatal pero tampoco descreemos de la relevancia del Estado como regulador de las actividades del hombre es que sostenemos que la hora exige eficiencia.

Estamos en medio de una crisis económica profunda. Los recursos son escasos y, en ese sentido, debe optimizarse el gasto. Por esto, y haciendo uso de las leyes y normas como principales armas, el Estado Municipal puede exigir la prestación del servicio a la empresa y, si esta no cumple, sancionarla o, inclusive, quitarle la concesión.

El transporte puede ser un servicio público, con todo lo que ello implica, y ser también un negocio. Y si es un negocio habrá siempre un empresario dispuesto a invertir. Con controles, con marcos regulatorios que prioricen al vecino. Como corresponde. Es posible, además de necesario,  la convivencia entre el capital y el Estado con el ciudadano como último beneficiario.

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