ER Diario
01/08/2020

31 días sin colectivos en Paraná

Se espera una ampliación del Presupuesto para lo que queda del año. Mientras tanto, las negociaciones entre empresarios y trabajadores están estancadas. Poca creatividad para solucionar el problema. El fantasma de la estatización.

Por Exequiel Flesler

Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos, cumple este 1 de agosto, 31 días sin servicio de transporte público urbano de pasajeros. Un nuevo record.

El paro de choferes de colectivos urbanos, que comenzó el 1 de julio, va a continuar por lo menos durante todo este fin de semana.

Las claves, y las esperanzas, en lo inmediato están puestas en la Ampliación del Presupuesto Nacional 2020 y en la infrecuente característica de la creatividad en las administraciones locales.

Este viernes, representante de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) local y las autoridades de las empresas ERSA y Mariano Moreno –que conforman la UTE Buses Paranáno llegaron a un acuerdo respecto de la deuda que mantienen con los trabajadores.

A esta altura, los choferes cobraron solo el 70 por ciento del sueldo correspondiente al mes de junio. Además, tampoco cobraron el aguinaldo y otras cifras que la empresa les adeuda desde 2019, según recordó la Agencia APF.

 

Ampliación Presupuesto Nacional 2020

El Gobierno presentó al Congreso un proyecto de ley para ampliar el Presupuesto nacional 2020, que es el prorrogado del Presupuesto 2019, para terminar el año e incorporar todas las políticas activas de asistencia que fueron desplegadas desde el Ejecutivo para hacer frente a la pandemia del coronavirus.

Entre las incorporaciones, se incluyen $ 9.500 millones adicionales para Transporte Urbano de pasajeros en el interior de la Argentina,  a través de provincias y municipios. Parte de esos fondos vendrían a Entre Ríos. A Concordia, Uruguay Gualeguaychú,  La Paz y Chajari y a Paraná.

Para esta ayuda fue importante el diputado nacional Marcelo Casaretto (Frente de Todos). Como contábamos hace dos meses, “utilizar a los legisladores nacionales como lobbystas era uno de los objetivos de la Liga de Intendentes. Consiguieron una cifra no despreciable.

Está claro que está no será la solución definitiva. Sí un empujón necesario para, con suerte, llegar a fin de año.

 

Creatividad

Decíamos, la creatividad es una característica infrecuente y un bien escaso en la administración local. Cuando se destrabó el anterior paro hicieron la plancha hasta este nuevo conflicto. Quizás no digamos una originalidad, pero sin la presión de los trabajadores más postergados caminando las calles o andando en bicicletas o motos para ir a trabajar o al médico pareciera no haber un esfuerzo real por solucionar el problema.

El intendente Adán Bahl (PJ), de Paraná;  de CórdobaMartín Llaryora (PJ); de RosarioPablo Javkin (UCR); de Santa FeEmilio Jatón (PS); de BarilocheGustavo Gennuso (Juntos Somos Río Negro); y de SaltaBettina Romero (Salta Nos Une); de San Salvador de Jujuy¸ Raúl Jorge (UCR)  habían conformado una especie de Liga para enfrentar juntos el centralismo porteño de la Administración Fernández.

Era, o es, una Mesa multipartidaria y plural con un problema y un objetivo en común. El problema en común: El servicio del trasporte urbano de pasajeros. El objetivo en común: Sacarle más plata al Gobierno Nacional.

La pandemia de coronavirus, el desgaste del tiempo gastado en Zooms tal vez improductivos, los otros problemas de las ciudades, quizás el aburrimiento y la ineficacia, producto de los sordos oídos en Balcarce 50, del reclamo discontinuaron los pedidos en conjunto. De concretarse, los fondos extra para el 2020 serían la única y módica victoria.

 

Qué puede pasar

Los funcionarios de Casa Gris involucrados con el conflicto no descartan ninguna posibilidad. Incluso azuzan sobre una posible estatización ante la retirada de los empresarios. Lo hacen en reuniones informales con distintos referentes del vecinalismo preocupados por esta temática.

Para la Administración Bahl esto sería un golpe difícil de transformar en una victoria. No parece estar en las intenciones una solución de tal tipo (en el caso de alguien considere una solución a la estatización del servicio).

Otra posibilidad es un sistema mixto. Una sociedad anónima privada con el Estado como accionista mayoritario. Funciona en Alemania. “Que googleen Deutsche Bahn”, había dicho un funcionario provincial cuando el problema lo tenía la Administración Varisco. El consejo sigue vigente.

De todos modos, con dueños privados, con participación estatal, con una empresa estrictamente del Municipio o “estatal con control obrero” como grita la izquierda no capitalista el problema seguirá siendo el mismo.

El transporte público de pasajeros no es rentable pero es imprescindible. Entonces, el dinero alguien lo tiene que poner. La magnitud del gasto (o de la inversión, como prefiere decir la economía sensible) y quién lo financia es al fin de cuentas la verdadera disputa.

Entre Ríos Diario